jueves, 18 de noviembre de 2010

CARACTERÍSTICAS DE LOS VINOS

BLANCO:
Elaborado, generalmente, a partir de variedades de uva blanca o tintas no coloreadas, su fermentación se desarrolla sin los hollejos y las pepitas, que son las que dan el color tinto al mosto fermentado. Si el mosto tiene un alto contenido en azúcares (más de 272 g/l ), el vino obtenido tras la fermentación será dulce. Al contrario, si no tiene suficientes azúcares como para ser detectados en el paladar, se trata de un blanco seco. Si el vino contiene cierta cantidad de azúcar residual por no haber fermentado en su totalidad, nos encontramos ante un vino abocado.
El vino blanco puede ser joven sin crianza o, por el contrario, tener crianza en barrica. Mientras que los blancos con crianza son más potentes y con colores generalmente más dorados, los jóvenes se caracterizan por no tener un excesivo grado alcohólico y ser fundamentalmente secos y afrutados.

TINTO:
Elaborado con variedades de uva tinta. La característica principal de su elaboración es la maceración de los hollejos de la uva, durante la fermentación y después de la misma, que le dará su color. Un vino tinto será fuerte cuando su graduación alcohólica sea alta y su extracto seco elevado; si es agradable al paladar, aterciopelado y sedoso, el vino será suave; y si se elabora un tinto débil y agradable, con poco alcohol y poco extracto, obtendremos lo que se conoce como vino ligero. Como en los blancos, podemos hablar de vinos tintos jóvenes, aunque lo más común es que tengan crianza. En los vinos con crianza, ésta se va a desarrollar en barricas, pudiendo ser larga o muy larga. Posteriormente, vendrá seguida de otra no menos importante en botella.

ROSADO:
Se elabora sólo con uvas tintas o bien con mezcla de blancas y tintas. Su proceso de elaboración comienza como el de cualquier tinto, pero su maceración se detiene a las pocas horas de comenzar (entre 6 y 36 horas). A partir de ese momento se extrae el mosto ligeramente coloreado, que pasa a elaborarse como un vino blanco. Los rosados son vinos jóvenes, que no permiten crianzas.

CLARETE:
Se elabora con una parte de uva blanca y otra de uva tinta. El mosto fermenta con el hollejo dando un vino de bajo color, ya que la uva blanca no colorea. Se puede decir que el clarete es un tinto de bajo color.

AGUJA:
Son vinos jóvenes, muy frutales y frescos, casi siempre con poca capa de color, que raramente soportan más de un año de vida. Se elaboran mediante un proceso especial para que conserven una parte del gas carbónico procedente de la fermentación de los azúcares. Este gas carbónico se desprende sin que llegue a formar espuma, ya que tiene como máximo una presión de tres atmósferas medidas a una temperatura de 20ºC.

GENEROSO:
Es un vino especial, ya que tiene una alta graduación alcohólica añadida, entre 15 y 23º. Su proceso de elaboración incluye largas crianzas en madera por sistemas particulares de cada zona. Los finos y manzanillas son vinos ligeros, vaporosos, salinos y almendrados. Los amontillados y olorosos siguen crianzas más largas, que pueden llegar a sobrepasar los cien años. Se caracterizan por su potencia, aromas punzantes y ciertos recuerdos a brandy.

ESPUMOSO:
Cuando hablamos de vinos espumosos de calidad, en general nos referimos a vinos que han sufrido una segunda fermentación en botella, en la cual se retiene el gas que se genera en dicho proceso. El método "champenoise", que consiste en el envejecimiento durante años en cavas, es el empleado para la elaboración de champán y cava. En estos vinos se busca la finura y elegancia tanto en el aroma como en el gusto.



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